SALIDA: Viernes, 01 de Julio de 2022
REGRESO: Jueves, 07 de Julio de 2022
NUESTRA AVENTURA INCLUYE
EXCURSIONES OPCIONALES
Termas de Fiambala, Ruinas de Shincal y Quilmes, Campo Piedra Pomez
Desde una fantástica quebrada ubicada entre cerros multicolores, a solo 12 km de la ciudad de Fiambalá, a los pies de la Cordillera de los Andes y a 1.550 m.s.n.m., surgen aguas termo-minero-medicinales. En las Termas de Fiambalá, ubicadas a 320 km de la capital de la provincia de Catamarca, los viajeros pueden disfrutar de la tranquilidad y la intimidad, lejos del ruido y del ritmo estresante de las grandes ciudades, en una experiencia vinculada al bienestar y la salud, con todos los servicios necesarios para tener una excelente estadía.
Rodeadas de grandes montañas, las Termas de Fiambalá cuentan con aguas clasificadas: hipertermal, sulfatada, silicatada, alcalina bicarbonatada y clorurada débilmente. Son altamente sedantes y relajantes del sistema nervioso, limpian los tejidos, desintoxican el organismo y permiten una mejora en la salud de los viajeros. Las aguas emergen a 1.750 m.s.n.m., concentrándose luego en 14 piletas de piedra cordillerana con temperaturas que varían entre los 28° C y 51° C.
Ruinas de Shincal, la que supo ser la capital más austral del imperio Inca, ubicada en el Departamento de Belén, provincia de Catamarca; es hoy uno de los circuitos turísticos y arqueológicos más importantes del país, por su importancia cultural e histórica, como fiel reflejo del paso de los pueblos originarios por la zona.
Campo de Piedra Pomez. Una de las maravillas naturales que existen en este planeta lo es sin dudas el Campo de Piedra Pómez. Se trata de un paisaje natural moldeado por las antiguas erupciones volcánicas y la posterior erosión de todos los procesos geológicos y meteorológicos que se fueron sucediendo en el lugar a lo largo de los años.
Las ruinas de Quilmes, como se las conoce popularmente, pertenecieron a los indios calchaquíes, que se ubicaron sobre las laderas de estas sierras y sobre el cordón montañoso llamado Calchaquí; de ahí el nombre de estas tribus: quilmes y calchaquíes.
La enorme montaña que parece sacada de un cuento es una fortaleza de piedra; los corrales y cactus servían para el desarrollo habitual de estas comunidades que criaban animales y sembraban quinoa, maíz y otras plantaciones que servían para alimentar a su gente.